Mujeres en la Iglesia promotoras del desarrollo social y el crecimiento Espiritual
Por: Sheila Tatiana Castañeda Useche
Hoy 8 de marzo es dedicado a
las mujeres que con esfuerzo y amor le han aportado a la obra de Dios en los
caminos de la fe. “Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu
fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora"
(Mateo 15:25)
Según las estadísticas del
vaticano para el 2010 la Iglesia está compuesta por un 61% de religiosas frente
a un 39% de varones ordenados. Y para este mismo año el número de católicos y
católicas aumentó 1,3% más que en el año anterior.
Ésta cifra nos alerta que nuestra Madre Iglesia está creciendo y que en éste crecimiento las mujeres cumplimos un papel importante en la obra del Señor, pero no solo, en números se puede evidenciar la participación femenina en la Iglesia Católica, si no que desde el papado de Juan Pablo II con la carta apostólica, Mulieris Dignitatem, la cual habla de la dignidad y la vocación de la mujer, se introduce por vez primera un documento dedicado a la mujer.
Nuestra madre María es una de las mujeres que demostró su gran fe a través de su SI, que hizo eco en cada una de las pasiones de Jesús con su permanente apoyo y convicción de la obra de Dios. “¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!» (Lucas: 1, 45).
La fe se evidencia precisamente
en esos momentos de crisis en donde poco percibimos la presencia de Dios, que
en muchas comunidades es llamado como “desiertos” lo importante de estos
momentos es que se tenga la convicción de que Dios está obrando.
Aferrémonos como mujeres siervas de Dios y que nuestra felicidad dependa de ese amor infinito que sólo hayamos en Él.
Y es que la historia de la
Iglesia está marcada por mujeres valientes, fieles, humildes, reinas y
convencidas de los milagros de Dios, como es el caso de: Nohemí y Ruth, mujeres
viudas fieles y leales; la Reina de los medos: Esther, elegida por su
belleza pero ante todo por su discreción y prudencia y Débora profetisa del
pueblo de Israel.
Hoy en día es de orgullo y de
gran compromiso saber que siguen sonando nombres de mujeres como la Madre Laura
Montoya, quién será la primera santa Colombiana (en la historia de la Iglesia
no hay hombre colombiano canonizado) y de otras mujeres a nivel del vaticano como
la seglar italiana, Flaminia Giovanelli, nombrada en enero del año pasado por
Benedicto XVI como subsecretaria del pontificio Consejo Justicia y Paz al
ministerio en un gobierno, en este caso dedicado a derechos humanos y justicia
social y la salesiana italiana Enrica Rosanna, subsecretaria de la Congregación
para la Vida Consagrada, nombrada en el 2004 por Juan Pablo II.
Esto no solo es un llamado a
más vocaciones de religiosas, puesto que aunque, en el 2010 las cifras fueron a
nivel general alentadoras también es claro que el número de mujeres que se
comprometen a la vida religiosa disminuyó. En el 2009 sumaban 729.371
religiosas contra 721.935 que registró en el 2010, es decir, un retroceso
cercano al 1,02 % en términos generales, que fue registrado en Europa, América
y Oceanía.
Es preciso, hacer un llamado a
la evangelización continúa, a la catequesis y a aprender más de nuestra Madre
Iglesia para así poder reflejar el rostro de Cristo en cada una de las mujeres,
hombres, niños, niñas, jóvenes y adultos mayores que están sedientos de la
palabra de Dios y que esperan por ti como vehículo del Evangelio de Dios.
Cabe resaltar en este “Año de la
fe” el encuentro
de Jesús con la mujer samaritana (cf. Jn 4, 5-42). No hay hombre o mujer que en
su vida, como la mujer de Samaría, no se encuentre junto a un pozo con un
cántaro vacío, con la esperanza de saciar el deseo más profundo del corazón,
aquel que sólo puede dar significado pleno a la existencia. Hoy son muchos los
pozos que se ofrecen a la sed del hombre, pero conviene hacer discernimiento
para evitar aguas contaminadas. (Mensaje al Pueblo de Dios del Sínodo sobre la
Nueva Evangelización)
¡Hermoso día para
ti mujer de fe!